"De pequeña tenía muchos sueños, pero jamás imaginé que acabaría viendo mi vida descrita en la gran pantalla." Así describe Waris Dirie la experiencia que ha supuesto para ella la película Flor del desierto, que se estrena en nuestras salas el próximo viernes.
Waris Dirie nació entre pastores nómadas en Somalia. A los 13 años, cruzó sola el desierto para escapar de un matrimonio de conveniencia. Sus familiares la enviaron a trabajar como criada a la Embajada de su país en Londres y, después de eso, no quiso regresar a su país, destrozado por las guerras. Un famoso fotógrafo, Terry Donaldson, la descubrió cuando trabajaba en un restaurante de comida rápida. Waris dio el salto a las grandes pasarelas de la moda.
Sin embargo, cuando se encontraba en la cumbre de su carrera, desveló uno de sus mayores secretos: había sido víctima de la ablación. La top model decidió luchar contra esta tradición inhumana y publicó sus experiencias en el libro Flor del desierto, en el que se basa la película dirigida por Sherry Hormann, quien confiesa que no se mostró muy entusiasmada en el proyecto cuando el productor, Peter Hermann, le regaló un ejemplar del libro. Cuando terminó de leerlo y cuando, posteriormente, se embarcó en el proyecto, sintió vergüenza de haber dudado acerca de la realización de este film.
"Cuando nos arriesgamos a filmar a una mujer que se dedica a realizar ablaciones, entendí que la película también era mi viaje personal, debido en parte a mis prejuicios", comenta la directora de este film. Ése es, precisamente, el motivo de que esta película trate de trascender esas ideas previas que todos tenemos para intentar comprender y, desde ahí, realizar una crítica justa y realista.
En cuanto al reparto, la dificultad del casting residió en que fue imposible encontrar a una mujer famosa que tuviera los típicos rasgos del este de África. Por ese motivo, tuvieron que recurrir a un casting entre actrices noveles o desconocidas. El productor, Peter Hermann, cuenta que Sherry lo llamó una noche y le dijo: "El segundo DVD, la cuarta, es ella". Al día siguiente, solicitaron más información. Era Liya Kebede, una conocida modelo procedente de Kenia que ya había trabajado en películas como El buen pastor o El señor de la guerra.
"La primera vez que vi la película acabada, no me fue fácil ver mi vida retratada en la pantalla. Al salir de la sala, estaba profundamente emocionada, pero también sabía que la película era portadora de un importante mensaje que todos los espectadores compartirían: respetar la dignidad humana", afirma Waris Dirie.
En una entrevista realizada por Liya Kebede durante el rodaje de la película, la actriz comentó que sólo esperaba que el público saliera de la sala sintiéndose por igual triste y feliz a la vez, y con ganas de que las cosas cambiaran. Peter Hermann confiesa que ése es, en realidad, "el deseo de todos los que hemos trabajado en esta película".
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