"Luke. Yo soy tu padre."
Darth Vader, El imperio contraataca.
Hace mucho tiempo, en una galaxia muy muy lejana se estrenaba El imperio contraataca, exactamente el 21 de mayo de 1980 en EEUU, hace hoy justo 30 años (obviamente, a España llegó casi un año más tarde).Darth Vader, El imperio contraataca.
Hace la mitad de tiempo aproximadamente, disfrutaba como un enano con todas las aventuras que vivían Luke Skywalker y compañía. Recuerdo que por culpa (gracias a...) de una gripe me tuve que perder varios días de clase, cosa que aproveché para inspeccionar todos los rincones de la casa y hacer un poco el gamberro. En la habitación de mi hermano encontré una gran caja oscura en la que se leía “La guerra de las galaxias” que estaba en lo alto de una estantería. Rápidamente traje un taburete y me encaramé como pude hasta lograr alcanzarla. Una vez abajo la abrí y descubrí tres cintas VHS, un montón de fotos e información de todo tipo sobre la trilogía. Allí, sobre la cama de mi hermano, en la penumbra y con la nariz roja e irritada por la gripe, decidí aventurarme a descubrir que se escondía tras esas cintas. Sin saberlo, aquello fue mi perdición. Vi la trilogía ese mismo día y me obsesioné con esas batallas estelares, el misticismo de la fuerza y los romances entre princesas y bandidos hasta el punto de fingir la enfermedad ante mis padres y prolongarla durante al menos dos semanas más. La situación terminó por ser insostenible hasta que me vi obligado a reconocer mi total recuperación de la enfermedad... de lo que nunca me recuperé fue de mi adicción al cine.
Antes de su estreno se preveía un rotundo fracaso, una indigna secuela de su exitosa predecesora, una película que no estaría a la altura de las circunstancias. No obstante, y como todos sabéis, El imperio contraataca se convirtió en una leyenda del celuloide y superó con creces a La guerra de las galaxias (también conocida como Una nueva esperanza). La película, creada a partir de un valiente y exquisito guión, es hoy por hoy la mejor y más completa de toda la saga, básicamente porque el instinto puramente comercial de Lucas aún no lo había corrompido lo suficiente como para obturar la frescura de la historia, como ya se comenzó a vislumbrar en el capítulo final de la saga, El retorno del Jedi.
El guión, basado en la historia de George Lucas, fue escrito por Leigh Brackett y Lawrence Kasdan, por otro lado, Lucas tuvo que delegar la dirección al veterano Irvin Kershner por causa de sus responsabilidades como empresario, ya que hay que destacar que El imperio contraataca fue producida de manera independiente (Lucas Arts exactamente) y que la FOX sólo participó en la distribución.
Kershner, que un principio se negó a dirigir la secuela por miedo a hundir su carrera, declaró más tarde que se sorprendió mucho tras leer el guión; “El primer acto era estupendo, arrollador, en cambio, en el segundo había una historia de amor y el ritmo se ralentizaba”, finalmente añadió, “El desenlace no tenía clímax, como mucho un clímax emocional, una revelación importantísima”.
Justamente ahí es donde quería llegar, a las entrañas de un guión muy poco habitual dentro de lo que se puede esperar de un blockbuster de tales dimensiones. Lucas quiso tratar el film como el segundo acto de una gran ópera (space opera) con el fin de dejar todo listo para la última entrega, por ello no hay un clímax fácilmente reconocible como si lo tenemos en el Retorno del Jedi. El imperio contraataca nos introduce en el interior de cada uno de los personajes, enriqueciéndolos y alejándolos de la simplicidad y el tópico del que peca puntualmente su predecesora. En definitiva, la historia se torna mucho más oscura, seria y dramática, no olvidemos que esta es la crisis de la historia, un trance de obligado paso para todos los personajes. Desde un primer momento, Kershner supo que la clave de esta segunda entrega estaba en la insinuación, en el control, en ser comedido a la hora de dirigir a los actores y abordar las situaciones; “La película necesitaba humor, pero no gags. Necesitaba amor, pero no muchas escenas de besos. Necesitaba acción, pero la que hubiera no podía ser mayor que la escena final de la película.”
La historia arranca con un devastador ataque del Imperio a la base de la Rebelión situada en el gélido planeta Hoth, obligando a los supervivientes a huir del planeta si no quieren ser apresados por las tropas imperiales. Entre ellos se encuentran Luke Skywalker (Mark Hamill), Han Solo (Harrison Ford) y Leia (Carrie Fisher). El primero se marcha hacia el planeta Dagobah con la única compañía de R2-D2 y con la intención de encontrar a un antiguo maestro Jedi que le entrenará para conocer los secretos de la fuerza. Han y Leia (esta vez como pareja) se refugiarán en Bespin, donde un antiguo amigo de Han, Lando Calrissian (Billy Dee Williams), les recibirá con los brazos abiertos. Finalmente serán traicionados, cosa que Luke percibirá y se verá obligado a acudir en su ayuda, dejando su entrenamiento a medias y abandonando al maestro Yoda (Frank Oz). La lucha final entre Darth Vader (David Prowse) y Luke se saldará con terribles consecuencias y un sorprendente descubrimiento (uno de los mejores finales que jamás se hayan hecho).
Los pilares fundamentales en los que se sustenta el film son; las interpretaciones de los personajes, el montaje y los efectos especiales. De las interpretaciones destacaría la de Mark Hamill por encima del resto, ya que aunque tenga mucho menos carisma que Harrison Ford y menos dotes interpretativas que el resto, en esta película hace sin duda alguna el mejor papel de toda su carrera. Su interpretación es esencial para que se sustente el film, sin ella, Yoda no habría tenido ninguna credibilidad y la película habría estado partida en dos, recordemos que durante más de la mitad del largometraje, Mark Hamill actúa sólo con la compañía de una marioneta verde, un robot que tiene a un enano en su interior y un sinfín de animalillos que pululan por el set. La profundidad y madurez que adquiere el personaje de Luke continuará contrastando con la picardía y poca vergüenza de Han Solo. Todos anhelábamos ser tan valientes y nobles como Luke Skywalker, pero en el fondo queríamos ser Han Solo para llevarnos a la princesa.
El montaje, como ya es sabido, está repleto de barridos y cortinillas al más puro estilo Kurosawa. Su ritmo trepidante impide que pierdas la atención en el film. Por otro lado, esta segunda entrega cuenta con la inclusión de nuevos personajes como lo son Yoda o el Emperador Palpatine. El primero de ellos es un personaje tan esencial como delicado en la historia; “Si Yoda hubiera sido una marioneta tonta, una rana Gustavo, la película entera habría caído por su propio peso”, George Lucas dixit. Por otro lado, el Emperador se muestra como la cabeza pensante del Imperio, un ser superior que entre otras cosas, se encarga de recordar a Vader que Luke Skywalker es su hijo (gazapo entre gazapos).
La música de John Williams, los increíbles y novedosos efectos especiales, etcétera, etcétera y etcétera. Al fin y al cabo ya está todo dicho sobre esta antológica saga que se ha convertido en la referencia del cine de entretenimiento por antonomasia. Sólo añadiría una coletilla; ojalá volviera ese cine de aventuras de los ochenta que mezclaba esas aventuras trepidantes con la inocencia y la ingenuidad de unos personajes que aún no habían llegado a la edad adulta. La saga de Star Wars cambió el cine, su incursión en la historia del celuloide es casi equiparable a la entrada del sonido, no sólo por sus avances en efectos especiales, merchandising, tecnología y técnica del montaje o el tratamiento sonoro, sino también por el modo de contar las historias, por la honesta y sencilla razón de entretener y hacer pasar un rato maravilloso al espectador.
Si su predecesora significó un cambio radical en la industria de Hollywood, un éxito sin igual, El imperio contraataca fue la corroboración de ese éxito, hizo que la saga se convirtiera en algo eterno. Por otro lado, alimentó los sueños de niños y adolescentes que tras verlas soñaron con llegar a las estrellas, un icono de los sueños.
Feliz aniversario.
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