La italiana "Baaria", de Giuseppe Tornatore, llega a España

Hoy se estrena en nuestro país la última película del director italiano Giuseppe Tornatore, titulada Baaría, cuyo nombre nos sonará -entre otras cosas- por su excelente film Cinema Paradiso. En éste, Tornatore nos acerca a su infancia y adolescencia en Bagheria (Palermo), a la que este director nos confiesa haber llamado siempre Baaría, y aquí es donde estas dos películas conectan.

Baaría es una historia divertida e inteligente de grandes pasiones y apasionados sueños utópicos. Una leyenda llena de héroes... Una familia siciliana representada a través de tres generaciones: desde Cicco, a su hijo Peppino y llegando hasta su nieto Pietro…

Con un leve toque a la vida privada de estos personajes y la de sus familias, la película evoca los amores, los sueños y las decepciones de toda una comunidad en la provincia de Palermo desde 1930 hasta 1980: durante el período fascista, Cicco es un humilde pastor que, sin embargo, encuentra tiempo para alimentar su pasión: los libros, los poemas épicos, las grandes y populares novelas románticas. En los días en los que la gente sufría hambre de la segunda guerra mundial, su hijo Peppino es testigo de innumerables casos de injusticia y descubre una pasión por la política. Después de la guerra, ocurre su fatídico encuentro con la mujer de su vida. Una relación a la que todos se oponen porque Peppino se ha convertido en comunista. Pero los dos jóvenes enamorados lograrán cumplir su sueño.

Giuseppe Tornatore abandonó Sicilia a los ventiocho años de edad (demasiado viejo, dice él, si le hacemos caso a Don Fabrizio Salina -el Príncipe en The Leopard Lampedusa-, que afirmaba que todo joven debía abandonar Sicilia antes de los diecisiete años para no corromperse). Y dice Tornatore que desde que dejó su tierra ha estado pensando en hacer una película "acerca de la temporada única e intemporal" de su vida "en la que el universo comenzaba en Via Gioacchino 114, seguía por Piazza Madrice a lo largo del callejón de Umberto Corso 1º y terminaba en la rotonda di Palagonia". Tal vez parezcan sólo unos cientos de metros, pero según Tornatore "si caminas por esas calles arriba y abajo durante años, podrías aprender lo que el mundo en su totalidad nunca podrá enseñarte".

Probablemente, ante estas afirmaciones y conociendo la filmografía de su director (Cinema Paradiso, La Sconosciuta...) no sea necesario añadir nada más para animaros a ver esta película, pero vamos a hacerlo y lo vamos a hacer de manera distinta a como os tenemos acostumbrados: compartiendo con vosotros la experiencia de los actores al enterarse de que trabajarían en este film con Giuseppe Tornatore. 

Francesco Scianna (que interpreta a Peppino) asegura que cuando se enteró, se fue "a jugar al fútbol" y que durante el rodaje se acostaba muy tarde y se levantaba extremadamente temprano (a las cinco de la mañana). "Fue la única manera en la que conseguía calmar mi ansiedad y evitar la sensación de exceso de presión", asegura. La modelo Margareth Madè (Mannina) nos afirma: "Explicar que fue la experiencia más increíble de mi vida sería simplemente un eufemismo. Esto lo confirma el hecho de que lloré el último día de filmación. Tornatore es único". Nicole Griumaudo (la joven Sarina) confiesa que no contactaron con ella para el papel hasta semanas después de su prueba cinematográfica "y en realidad, decidí emborracharme esa noche, por lo entusiasmada que estaba". Finalmente, la española Ángela Molina (Sarina adulta) nos cuenta que Tornatore -con quien ya había trabajado en La Sconosciuta- la llamó para el papel el día de su cumpleaños y se llevó tal alegría que incluso decidió dejar de fumar. "Mi personaje refleja plenamente la naturaleza extraordinaria y mágica de la película", relata.

Yo, os lo digo de verdad (y lo notaréis por el tono de mi narración), no necesito más para ir al cine y pedir un par de entradas para estudiantes (sí, un par, porque iré con Sergio), pero para los más rezagados os dejaré el tráiler, a ver si así logro convenceros.

Ah, por cierto, la banda sonora está compuesta, orquestada y conducida por Ennio Morricone (¿De verdad necesitáis más?)