Hoy se estrena en España la película Espías en la sombra, dirigida por el francés Jean-Paul Salomé. Tanto Sergio como yo tuvimos la oportunidad de verla hace ya algunos meses en el Festival de Cine Europeo de Sevilla. Cuando el pasado verano visitamos Londres, vimos carteles de este film por todos lados, especialmente en el metro. No sabía cuándo se estrenaba ni si habría llegado a España, pero me atraía la idea de conocer la historia de unas mujeres espías.
Pero nuestros destinos se continuaron cruzando, ya que cuando hice las prácticas en el Festival de Cine, me tocó cubrir su rueda de prensa. Allí, el director contó cosas muy interesantes acerca del tratamiento cromático de la imagen -para darle un mayor acercamiento a las imágenes a color de la época- o de la obsesión por que el maquillaje, el vestuario y los decorados fuesen adecuados al momento histórico en el que se desarrolla la película. Tanto es así, que hasta la ropa de las actrices que no se veía (es decir, su ropa interior) debía ser de estética antigua (o vintage, que decimos hoy), para que se creyeran completamente que estaban viviendo en aquel momento. Y la verdad es que todo este esfuerzo se nota.
En cuanto al film, supone un homenaje a todas aquellas mujeres que se jugaron la vida por conseguir la paz, haciendo uso de su mayor arma, la sensualidad y el poder de seducción, la cual queda patente en cada escena.
Por último, me gustaría resaltar el papel de las actrices, pues todas ellas vienen del cine cómico, lo que supuso una mayor involucración por su parte. En cuanto al director, su mayor obsesión se basó en dotar de hechos verídicos a la historia, de manera que un 70% de la película es real. Tanto es así, que las escenas de tortura y de interrogatorios –las más difíciles de interpretar para las actrices- se basaron en entrevistas a víctimas de esta situación.
No obstante, no hay que olvidar que se trata de una película dirigida al gran público, con un abultado presupuesto, pero altamente recomendable para aquellos amantes del cine bélico y de acción.
Pero nuestros destinos se continuaron cruzando, ya que cuando hice las prácticas en el Festival de Cine, me tocó cubrir su rueda de prensa. Allí, el director contó cosas muy interesantes acerca del tratamiento cromático de la imagen -para darle un mayor acercamiento a las imágenes a color de la época- o de la obsesión por que el maquillaje, el vestuario y los decorados fuesen adecuados al momento histórico en el que se desarrolla la película. Tanto es así, que hasta la ropa de las actrices que no se veía (es decir, su ropa interior) debía ser de estética antigua (o vintage, que decimos hoy), para que se creyeran completamente que estaban viviendo en aquel momento. Y la verdad es que todo este esfuerzo se nota.
En cuanto al film, supone un homenaje a todas aquellas mujeres que se jugaron la vida por conseguir la paz, haciendo uso de su mayor arma, la sensualidad y el poder de seducción, la cual queda patente en cada escena.
Por último, me gustaría resaltar el papel de las actrices, pues todas ellas vienen del cine cómico, lo que supuso una mayor involucración por su parte. En cuanto al director, su mayor obsesión se basó en dotar de hechos verídicos a la historia, de manera que un 70% de la película es real. Tanto es así, que las escenas de tortura y de interrogatorios –las más difíciles de interpretar para las actrices- se basaron en entrevistas a víctimas de esta situación.
No obstante, no hay que olvidar que se trata de una película dirigida al gran público, con un abultado presupuesto, pero altamente recomendable para aquellos amantes del cine bélico y de acción.
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