martes, 16 de febrero de 2010

Crónicas de Tannhäuser: Ciudadano Kane

"Rosebud."

Charles Foster Kane, Ciudadano Kane



¿Qué puede decirse de Ciudadano Kane que no se haya dicho ya? Película archiconocida, considerada por los expertos y la crítica como la mejor película de la historia del cine, transgresora y pionera a lo que a narrativa se refiere, al igual que en fotografía, maquillaje, montaje, sonido y arte... es uno de esos films de los cuales hay que disculparse ante el mundo antes de ponerle una pega.

Particularmente siempre estuve de acuerdo con las palabras de José Luis Garci; “Ciudadano Kane forma parte de la mitología de los Estados Unidos, recordemos que nunca han tenido un cantar como el de Roldán, una novela como El Quijote y ya no digamos los nibelungos, por lo tanto, su mitología se forja en su día a día, en el capitalismo, en el sueño americano, en el poder, en los gángsters, en el western, en el cine”.

Reflexionando sobre esta última cita nos vienen a la mente los grandes
personajes que conforman esta cinematográfica mitología, todos ellos comenzaron desde abajo, lucharon más que nadie y se hicieron poderosos aliados, consiguieron llegar a sus metas, consiguieron tenerlo todo pero se cegaron por el poder y finalmente murieron completamente solos. Esto era para Welles una gran historia, el retrato de un gran hombre (Self-Made Man), la subida hacia el éxito y la caída a los infiernos, es imposible que Shakespeare no nos venga a la cabeza (Ricardo III).

El film gira en torno a la figura de Charles Foster Kane (Orson Welles), que muere en su inmensa mansión de Xanadú. Kane es un magnate del periodismo, es una persona que ha conseguido todo en su vida, la persona más famosa sobre la faz de la tierra, la personificación del éxito. Tras su muerte se abre una investigación con el objetivo de conocerle mejor y saber su detalles más íntimos con la intención poder construir una crónica de su vida. Todo ello está envuelto con el 'Macguffin' más conocido en la historia del cine; Rosebud, la última palabra pronunciada por Kane antes de morir. Este es el enigma a descubrir.


Llama la atención el punto de vista que tenía Welles sobre la vida, el grado de conocimiento sobre las relaciones y los sentimientos humanos cuando él apenas había cumplido los 25 años. La película nos habla de muchísimas cosas; el amor, el desamor, el poder, el tiempo, la fugacidad de nuestras vidas, el éxito, el fracaso, la infancia, la vejez y la soledad. Es un gran e inmenso puzzle, no hay brazos suficientes como para abarcarlo todo, hay que tener en cuenta que Welles tenía la intención de retratar la historia de una vida en un film, es aquí donde cambió la narrativa cinematográfica.

La película está contada al revés y nos va descubriendo a un personaje a medida que avanza la historia. Es un falso documental, una falsa superproducción, un film hecho de retales con un ritmo trepidante, un film de transiciones. Toda la información que recibimos sobre Kane está contada por terceros y nosotros debemos de juntar las piezas y hacernos la idea de como era Kane, además, tras ese montón de información está la guinda del pastel, Rosebud, que simboliza la añoranza de una infancia feliz, la nostalgia y el pasado.


Recordemos que tras el fin del cine mudo (1927) hasta el estreno de Ciudadano Kane (1941), el cine de aquel entonces era prisionero del sonido. Los grandes armatostes que debían utilizarse para registrar el sonido hicieron que las producciones se quedaran en plató y se simplificara la puesta en escena hasta empobrecer la calidad cinematográfica de la mayoría de las producciones de aquel entonces. Welles no innovó nada respecto a la técnica, lo que hizo fue llevar los recursos técnicos de los que disponía hasta el extremo, los explotó como nadie y les sacó más partido que ninguno.


Cabe remarcar que contaba con grandísimos profesionales en todos los campos de la producción que ayudaron a que la película fuera lo que es hoy en día. Por aquel entonces el joven director no tenía casi experiencia con el cinematógrafo, aunque cabe destacar que ya era una celebridad dentro del mundo del teatro y de la radio. Entre los que trabajaron en Ciudadano Kane destacaría Herman J. Mankiewicz, experimentado guionista y coautor del guión junto con Welles, ambos galardonados con el Oscar al mejor guión. Por otro lado tenemos a Bernard Herrmann en la música; en aquel entonces era aún muy joven pero posteriormente trabajaría componiendo la mayoría de las bandas sonoras de Hitchcock. Mención especial merecen Robert Waltz por su perfecto y revolucionario montaje para la época como también la fotografía de Gregg Toland que recoge y mejora los principios fotográficos del expresionismo alemán.

Ciudadano Kane es una obra maestra, de hecho, para muchos es la obra maestra por excelencia. Para mí es una obra provocadora, no hay que olvidar que el personaje de Kane está inspirado en el magnate de las comunicaciones William Randolph Hearst, al otro lado hay un ambicioso, egocéntrico e iconoclasta Orson Welles retándolo a desentrañar las intimidades de su vida cual David frente a Goliat, no obstante, también pienso que es una oración fúnebre, un hito cinematográfico, una obra maestra entre obras maestras.

Os dejo con el arranque del film, quizás uno de los mejores de la historia del cine. No trespassing.



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