viernes, 9 de abril de 2010

Crónicas de Tannhäuser: La invasión de los ladrones de cuerpos

"Primero nuestra ciudad, luego los pueblos de alrededor,
es una enfermedad maligna que se extiende por todo el país."

Dr. Miles Bennell, La invasión de los ladrones de cuerpos


La guerra de Corea,
la explosión de la primera bomba de hidrógeno, la vuelta de los republicanos al poder con Eisenhower al frente, la caza de brujas y el conflicto soviético-americano. ¿Os suenan a algo esta lista de sucesos? Efectivamente, nos hemos situado en los años cincuenta, una década bañada de miedos y paranoias protagonizadas por la guerra fría, una lucha de gigantes (o titanes si se quiere) que inspiró a decenas de creadores que dejaron su huella en la historia con obras inolvidables.

Por contra, los cincuenta también fue una época de esperanza y prosperidad, la juventud comenzaba a ser mucho más independiente, algo que no pasó desapercibido para las grandes compañías, todas y cada una de ellas fueron subiéndose al carro (Coca-Cola, McDonald’s, Kellog’s, Lucky Strike), compitiendo entre ellas, obligándose a mejorar sus productos y ampliar mercado, hecho que nos lleva directamente hacia la época de oro de la publicidad en EEUU. Hollywood no lo pasó por alto y se fijó en su hermana pequeña que comenzaba a introducirse poco a poco en los hogares norteamericanos; la televisión.

La pequeña pantalla había fijado su mirada en las pequeñas historietas de los cómics que vivían su edad de oro causando furor entre los adolescentes. Entre todos los géneros, en aquel entonces brilló sobre el resto la ciencia ficción capitaneada por la antológica Planet Comics donde se narraban las historias vividas por personajes que viajaban al espacio exterior, luchaban contra violentos y horrendos marcianos o tenían amores interplanetarios. Flash Gordon lideraba el enorme puñado de superhéroes galácticos americanos, sin embargo, la moda se extendió por todo el mundo, el ejemplo está en Sydney Jordan (Gran Bretaña) o Astroboy (Japón), este último, considerada la primera serie anime de la historia. Así pues, nos zambulliremos de lleno en una época liderada por la juventud, Elvis, los autocines oscuros y los platillos volantes.

¿Quién iba a creer que el bibliotecario de la Warner iba a crear una de las películas más emblemáticas de la ciencia ficción? Don Siegel soñó durante toda su vida en dedicarse al séptimo arte, su camino no fue fácil, entró en la Warner a principios de los treinta y tuvo que esperar más de una década para dirigir su primer largometraje The Veredict (1946). Durante varios años se dedicó a realizar películas de bajo presupuesto aunque afortunadamente tuvo la oportunidad de trabajar con profesionales como Peter Lorre, Robert Mitchum y curtirse realizando todo tipo de films, no obstante, su ambición y buen olfato le acercaron a la ciencia ficción, concretamente a la apocalíptica novela de Jack Finney, Los ladrones de cuerpos (1955).

Aprovechando el boom de la ciencia ficción y el tirón de la novela, se apresuraron a rodarla con un minúsculo presupuesto.
La invasión de los ladrones de cuerpos es una película que derrocha talento y saber hacer desde el primer hasta el último plano, definitivamente, Siegel consiguió sobreponerse a las dificultades gracias a un gran guión y una dirección magistral que convirtieron a esta pequeña película en una obra maestra.



El Dr. Miles Bennell (Kevin McCarthy) es detenido por la policía, una vez en comisaría le interrogan preguntándole sobre lo sucedido, su comportamiento es extraño y está increíblemente alterado. Miles les narra lo sucedido los días previos a su detención. Según parece, tras la vuelta a su ciudad natal, Santa Mira, Miles sospechó que algo estaba cambiando en el pueblo. Varios pacientes suyos acudían a la consulta declarando que sus familiares o sus amigos no eran los mismos. Con el paso de los días, los casos van aminorando y parecen solucionarse por si solos. Poco después, mientras disfrutaba de una tranquila velada con su “novia” Becky Driscoll (Dana Wynter), recibe la llamada de Jack Belicec (King Donovan), un viejo amigo suyo que le pide ayuda urgente. Miles y Becky se acercan a la casa donde encuentran un extraño cuerpo que no parece estar ni muerto ni vivo, que no tiene huellas dactilares ni rasgos definidos. Posteriormente se darán cuenta de que están siendo invadidos silenciosamente por unas esporas venidas del espacio exterior que dan origen a unas vainas, las cuales contienen como si de un capullo se tratase, a copias exactas de los habitantes de la ciudad. Finalmente conseguirán reemplazar al pueblo entero.


Ante todo y recuperando el hilo inicial en el que hablaba del conflicto soviético-americano,
cabe resaltar el gran peso político en el mensaje del film, tranquilamente se puede considerar propaganda anticomunista o una alegoría de lo que se vivía en aquel entonces. Los “reemplazados” comparten una serie de características en común que hacen que se les diferencie de los humanos habituales. La primera de ellas tendría que ver con la supresión del individuo en pro del colectivo y del objetivo común, el cual no es más que reproducirse y sobrevivir. Absolutamente todos los “reemplazados” dejan sus empleos para trabajar plantando más y más vainas, a parte, ninguno de estos seres tiene iniciativa propia y ya no digamos sentimientos humanos. Para rematar, la guinda del pastel la tenemos en el hecho de que cualquier persona de la ciudad pueda ser un “reemplazado”, sea tu vecino, tu mejor amigo o incluso tu pareja, le da un toque psicótico al asunto que nos acerca más a la paranoia macarthista que no a una invasión extraterrestre.



De todas maneras, la grandeza del film no solo reside en su argumento sino en el cuidado con el que está realizado. La dirección es sobria y directa, en ella encontramos momentos geniales dados sobre todo por la puesta en escena, un gran acierto de Siegel, ya que exprimió al máximo todas las posibilidades de las que disponía con mucho ingenio. El trabajar en la serie B le otorgó una autonomía en la dirección que no habría tenido en una producción de mayor nivel, eso lo vemos reflejado en la crudeza y la violencia que se respiran en el film.

Por último y en referencia a la carrera del director, cabe decir que no prosperó como esperaba y estuvo llena de altibajos. Sus siguientes trabajos fueron desde la archiconocida saga de Harry el sucio con Clint Eastwood hasta Aventura para dos con Carmen Sevilla de protagonista (eso son altibajos y lo demás son tonterías).

Volviendo a la película; La invasión de los ladrones de cuerpos es una enorme peliculita de 80 minutos que no debéis dejarla escapar, fue y continúa siendo un punto de partida para las futuras generaciones que continuaron dirigiendo films de ciencia ficción. De ella maman las primeras películas catastrofistas de la época (La noche de los muertos vivientes, Omega Man), también el cine fantástico de los 80, deudor de la mayoría de las producciones de la época, incluso influenció a célebres directores como Cronenberg (Scanners, Vinieron de dentro de...).


Gracias a ella la ciencia ficción terminó conquistando Hollywood.


Viva la serie B.


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