De no habernos tocado dos entradas para asistir al preestreno de Bruc, el desafío, probablemente ni habríamos ido al cine a verla, seguramente nos habríamos fijado en otras opciones de la cartelera y, con casi total seguridad, la habríamos olvidado y no estaríamos escribiendo ahora esta entrada. Sin embargo, como nos invitaban al cine, decidimos no perder la oportunidad. La película pintaba bien y... bueno, ¡vaya decepción!
Empecemos por que nos proyectaron la versión doblada del film y hacía tanto tiempo que no veíamos una película así que el sonido nos parecía demasiado irreal, retocado y no sabíamos ya qué voces pertenecían a los actores y cuáles no. Recordemos que la cinta ha sido rodada en castellano, catalán y francés.
Bruc, el desafío desarrolla la historia del tamborilero de la batalla del Bruc que venció a las tropas francesas, regalándole así a Napoleón su primera derrota, y se centra en la búsqueda y captura posterior del joven, a cuya cabeza pone precio el mismísimo Bonaparte.
Ante esto, nuestras expectativas no eran demasiado altas respecto a la película. Nos esperábamos una entretenida historia de aventuras, apta para todos los públicos, y sin mayores pretensiones, especialmente cuando el director era el mismo de Paintball, Daniel Benmayor, y en eso no falla. Visualmente, Bruc cumple. Una fotografía correcta, bonitos paisajes, tomas aéreas... ¿Entretenimiento? Sí, la hora y media se pasa enseguida, casi sin que lo notemos, hay acción por todas partes y el ritmo es bastante bueno.
Sin embargo, el guión realizado por Patxi Amezcua y Jordi Gasull flojea por todas partes, especialmente en los diálogos, demasiado previsibles y faltos de profundidad alguna. Lo peor era que nos avisaran de todo lo que iba a suceder: "Si peleas cuerpo a cuerpo, atento a su bota", y claro, cuando se pelean, los que no estamos atentos somos nosotros, que ya sabemos lo que va a suceder.
Lo mismo ocurre con sus personajes, tan superficiales y poco desarrollados, sobre todo en el bando de los malos, que no nos importan ni lo más mínimo. No hablaremos de las interpretaciones de Santi Millán y Vincent Pérez, porque como os decíamos al principio, difícil saber si sus voces eran de estudio o no, incluso fijándonos en los labios. Curiosamente, Juan José Ballesta es quien mejor se defiende en la versión doblada, aunque nos resulte plano y su papel tampoco le exija demasiado (y eso que es el protagonista).
Por otro lado, solemos estar en contra de los buenos que son demasiado buenos y los malos que se pasan de malos, nos gustan los matices, pero es que en este caso, los malos son idiotas, claramente. Mucha mala leche para hacer explotar el pueblo y querer matar a un niño y luego son condescendientes con el que es su mayor enemigo. A punto están de cazarlo en diversas ocasiones y no lo hacen porque se dedican a perder el tiempo y dudar demasiado, y lo mismo con su novia. ¡Venga ya, que sois los malos!
En definitiva, Bruc, el desafío es una película entretenida para un sábado por la tarde pero por la que no pagaríamos seis euros de entrada ni en broma. Mejor tomársela a risa y verla como tal, porque como te dispongas a verla esperando una buena historia épica, terminarás con un disgusto. Una pena, porque la historia resultaba bastante cinematográfica y se le podría haber sacado un jugo mucho más suculento.
Nota: 3/10
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