martes, 22 de febrero de 2011

En "Chico y Rita", Trueba y Mariscal unen sus talentos para deleitarnos

El viernes próximo, día 25 de febrero, tenemos un cita pendiente con la ganadora de un Goya como Mejor Película de Animación. Ésta no es otra, que Chico y Rita, nacida de dos talentos como lo son Fernando Trueba y Javier Mariscal. Ambos se han unido para darnos su versión más intimista y a la vez musical de La Habana de finales de los cuarenta y cincuenta.

En la Cuba de finales de los años cuarenta, Chico y Rita inician una apasionada historia de amor. Chico es un joven pianista enamorado del jazz y Rita sueña con ser una gran cantante. Desde la noche que el destino los junta en un baile en un club de La Habana, la vida va uniéndoles y separándoles, como a los personajes de un bolero.

Muchas veces, las ideas surgen de un tema, de una noticia en los periódicos o de algo que vemos. Esto mismo, le ocurrió a Trueba después de ver uno de los videos La negra Tomasa del músico cubano Compay Segundo. La idea de hacer un largometraje de animación que captara la esencia de La Habana entusiasmó tanto a Trueba como a Mariscal, pero había un pequeño incoveniente, ninguno de los dos había trabajado en el terreno del otro. Trueba nunca había hecho animación y Mariscal nunca había realizado una película. 
La clave para poder aprovechar el máximo el talento de ambos, fue Tono Errando hermano menor de Mariscal y trabajador en el Estudio Mariscal en Barcelona. Errando se encarga de la parte audiovisual de la empresa y era la elección más lógica para poder unir el poder creativo de Trueba y Mariscal.

Tanto Mariscal como Trueba son dos amantes de la música y la película se contextualiza en una época dorada para la música, donde se mezclaban los talentos cubanos con los anglosajones. Sin embargo, el director de Belle Epoque insistió que esto debería ser el transfondo y no la historia. Ante esto, Mariscal comenta: “Yo le dije: esto puede estar muy bien, la historia de los músicos. El contestó que no, que era meramente el contexto y nada más, que deberíamos concentrarnos en que el guión fuese una historia de amor. Es decir un clásico: una chica y un chico. Ella es una cantante y él un pianista. Como un bolero. Los boleros para los latinos son historias de amor terribles del tipo: no volveré a besar porque has besado los labios de otro. Son siempre de este tipo”.
Fernando Trueba y Tono Errando estuvieron rodando cuatro semanas en La Habana. Ahora bien, aunque esto suene extraño, ya que estamos tratando una película de animación, no lo es.  Este ejercicio sirve para poder pasar la información óptica sobre los movimientos de los actores a los animadores y también se pueden crear movimientos más humanos, es decir, más orgánicos.

Por otra parte, para poder configurar los interiores y exteriores de las distintas localizaciones de Chico y Rita, Mariscal tuvo que sumergirse en una ardua tarea de investigación que le ayudó a descubrir que el gobierno de la época había preservado un archivo de fotografías de cada una de las esquinas de La Habana a partir de 1949, y que a su vez coincidía con la fecha de arranque de la historia. También, encontraron fotos de fotos tomadas desde dentro de los aviones que trasladaban a los norteamericanos a La Habana y que les servió para saber como vestían por aquel entonces.

Ambos directores supieron cual era su función desde el principio y precisamente, eso fue lo que ayudó a que Trueba y Mariscal pudieran unir su creatividad para deleitarnos con esta cinta de animación que no pasó indiferente por la gala de los Goya y que tampoco lo hará por nuestra cartelera. Sin más os dejamos con el tráiler.


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