Si hay una serie que no me cansaría de ver, ésa es Six Feet Under (el A dos metros bajo tierra español). Me parece, simplemente, magnífica. Su ritmo, sus diálogos, su estética... todo parece conjugar de la manera más perfecta posible. Si a todo esto le añadimos nuestra conocida pasión por Michael C. Hall y el grato descubrimiento de un Peter Krause que pasamos por alto en Dirty Sexy Money, nos encontramos con que los de la funeraria se han convertido en una de nuestras series preferidas.
Sin embargo, como ya sabemos, muchas veces una gran serie nos decepciona con un apresurado final que no se corresponde con la línea seguida durante años. Lo mismo ocurre con muchos libros, pero no fue éste el caso de Six Feet Under, que precisamente tiene uno de los mejores finales vistos en televisión.
Para todos aquellos que hayáis visto la serie o que no os importe ver cómo termina, os dejo el final de la serie. Emotivo y esperanzador a la vez, consigue poner la piel de gallina mientras nos llena de esperanzas para seguir creyendo en nuestros sueños.
Sin embargo, como ya sabemos, muchas veces una gran serie nos decepciona con un apresurado final que no se corresponde con la línea seguida durante años. Lo mismo ocurre con muchos libros, pero no fue éste el caso de Six Feet Under, que precisamente tiene uno de los mejores finales vistos en televisión.
Para todos aquellos que hayáis visto la serie o que no os importe ver cómo termina, os dejo el final de la serie. Emotivo y esperanzador a la vez, consigue poner la piel de gallina mientras nos llena de esperanzas para seguir creyendo en nuestros sueños.
