Llega un momento en la vida de todo blog dedicado a las series de televisión en que se debe hablar de The Wire, una serie de la HBO catalogada ya como una de las mejores de la historia.
The Wire trata el problema de la droga en Baltimore (al este de Estados Unidos), pero lo hace desde dos puntos de vista enfrentados: el de los buenos y el de los malos. Sin embargo, ni los buenos son tan buenos ni los malos... bueno, los malos son verdaderamente malos, pero viendo dónde y cómo se crían cuando son pequeños, entendemos por qué. Y es que The Wire no sólo cuenta, sino que también explica (y contextualiza), y ésa es una de sus principales bazas.
En ocasiones, se le ha criticado que sea una serie demasiado compleja y densa, que además resulta lenta y que -cuando se emitía- podía ser difícil de seguir si uno no se había enganchado desde el principio. Además, en The Wire permanecen muchos personajes temporada tras temporada, pero también se va otros tanto y aparecen nombres nuevos. Con el capítulo 1 de cada temporada, nuevos personajes y nuevas tramas. Todo vuelve a empezar, aunque todo siga igual.
Sin embargo, The Wire es una serie para que cada una de sus temporadas sea concebida como una película de 13 horas de duración. Eso significa tres o cuatro capítulos de introducción, que el nudo no aparezca hasta casi la mitad y que el desenlace se produzca en los capítulos 12 y 13 (penúltimo y último).
The Wire es una serie lenta porque así lo requiere su trama, porque uno de sus objetivos radica en provocar la reflexión en el espectador, incitarlo a pensar, y para ello debe darle tiempo. The Wire no nos ofrece argumentos masticados listos para tragar ni pretendía conseguir audiencia mediante guapas estrellas de televisión o mantener la atención de sus espectadores a través de grandes giros en sus historias. No, The Wire se basa, simplemente, en emitir calidad.
A lo largo de sus cinco temporadas, no consiguió ningún Emmy, pero ¿qué más da? Todos sabemos que los premios no son siempre justos. En sus cinco años de emisión, The Wire nos acercó las historias que envuelven al narcotráfico: policías y grandes narcotraficantes, drogadictos y vendedores de la calle, corrupción política, medios de comunicación, niños que venden, niños que consumen, niños que matan... y, aunque todo acabe, nunca termina del todo, la droga siempre encuentra una forma de salir hacia adelante.
The Wire trata el problema de la droga en Baltimore (al este de Estados Unidos), pero lo hace desde dos puntos de vista enfrentados: el de los buenos y el de los malos. Sin embargo, ni los buenos son tan buenos ni los malos... bueno, los malos son verdaderamente malos, pero viendo dónde y cómo se crían cuando son pequeños, entendemos por qué. Y es que The Wire no sólo cuenta, sino que también explica (y contextualiza), y ésa es una de sus principales bazas.
En ocasiones, se le ha criticado que sea una serie demasiado compleja y densa, que además resulta lenta y que -cuando se emitía- podía ser difícil de seguir si uno no se había enganchado desde el principio. Además, en The Wire permanecen muchos personajes temporada tras temporada, pero también se va otros tanto y aparecen nombres nuevos. Con el capítulo 1 de cada temporada, nuevos personajes y nuevas tramas. Todo vuelve a empezar, aunque todo siga igual.
Sin embargo, The Wire es una serie para que cada una de sus temporadas sea concebida como una película de 13 horas de duración. Eso significa tres o cuatro capítulos de introducción, que el nudo no aparezca hasta casi la mitad y que el desenlace se produzca en los capítulos 12 y 13 (penúltimo y último).
The Wire es una serie lenta porque así lo requiere su trama, porque uno de sus objetivos radica en provocar la reflexión en el espectador, incitarlo a pensar, y para ello debe darle tiempo. The Wire no nos ofrece argumentos masticados listos para tragar ni pretendía conseguir audiencia mediante guapas estrellas de televisión o mantener la atención de sus espectadores a través de grandes giros en sus historias. No, The Wire se basa, simplemente, en emitir calidad.
A lo largo de sus cinco temporadas, no consiguió ningún Emmy, pero ¿qué más da? Todos sabemos que los premios no son siempre justos. En sus cinco años de emisión, The Wire nos acercó las historias que envuelven al narcotráfico: policías y grandes narcotraficantes, drogadictos y vendedores de la calle, corrupción política, medios de comunicación, niños que venden, niños que consumen, niños que matan... y, aunque todo acabe, nunca termina del todo, la droga siempre encuentra una forma de salir hacia adelante.
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