“Nunca he vuelto a tener tan buenos amigos, como los que tuve cuando era niño”
Gordie Lachance, Cuenta conmigo.
Gordie Lachance, Cuenta conmigo.
Escribir sobre cine clásico te obliga a girar la cabeza hacia atrás y observar fijamente el pasado hasta provocarte una terrible tortícolis emocional. De todos modos, es un mal purificador, una especie de catarsis que me aleja del mundo durante al menos un par de horas. Pero todo depende de la película de la que se esté hablando. En este caso, Cuenta conmigo no sólo te guía la mirada hacia la década de los ochenta, sino que también te envía frente al espejo, te pide que te mires en él y que reflexiones sobre lo que querías ser y eres hoy en día, te invita a rememorar los episodios que más te marcaron en tu infancia y te recuerda que en tu interior siempre habitará ese niño curioso que anhelaba vivir decenas de aventuras con sus amigos y quien sabe, salir algún día en televisión.
Seguramente a muchos de vosotros se os esboce una sonrisa nada más leer el título del film. Cuenta conmigo representa para la generación de los setenta y los ochenta una película que consiguió atrapar el espíritu de la adolescencia como pocas lo hayan hecho, un film que nos habla de la importancia de la amistad mediante una aventura, o mejor dicho, una tremenda travesura de un inseparable grupo formado por cuatro amigos.
La historia se extrajo de una novela de Stephen King llamada The Body (1982). Raynold Gideon y Bruce A. Evans se encargaron de adaptarla para la gran pantalla manteniendo el espíritu de la novela original que, sin caer en la sensiblería barata, nos relata una aventura llena de sensibilidad, una oda a la amistad con un alto nivel de melancolía. Rob Reiner, cómico americano que se había aventurado a la dirección varios años antes con comedias como This Spinal Tap o Juegos de amor en la universidad, fue el encargado de llevar el guión de King a la pantalla, dando así un salto hacia el drama y de madurez en su filmografía. Reiner contó con un “mísero” presupuesto, de hecho, habían pocas esperanzas con respecto a la recaudación del film, incluso estuvo al borde de ser cancelada. No obstante, se confiaba en el tirón que estaba teniendo Stephen King dentro de la industria de Hollywood.
Contra todo pronóstico, la película ganó el Oscar al mejor guión (1986) y fue el inicio de una exitosa carrera por parte de Rob Reiner que le llevó a dirigir películas como La princesa prometida, Cuando Harry conoció a Sally, Misery o Algunos hombres buenos. Cuenta conmigo se convertiría en la undécima película basada en una novela de Stephen King, sin duda, el escritor más prolífico del siglo XX.
La trama se desarrolla en el verano de 1959. Gordie Lachance (Wil Wheaton) es un adolescente de doce años que se reúne con sus amigos en la cabaña a la que suelen acudir habitualmente. Ellos son Chris Chambers (River Phoenix), Teddy Duchamp (Corey Feldman) y Vern Tessio (Jerry O’Conell). Tras discutir lo que harán ese mismo día, Vern les informa de que ha oído a unos jóvenes hablar sobre el lugar donde reposa el cadáver de Ray Brower, un chico de su misma edad que había desaparecido días antes. Tras discutirlo, deciden ir a buscarlo a espaldas de sus padres para así ayudar a la policía y salir en televisión. El viaje significará un cambio en cada uno de ellos, dándose cuenta de que han finalizado una etapa de sus vidas, que con el tiempo dejarán atrás a sus amistades y el pueblo en el que viven para labrarse el futuro, luchar por sus sueños.
La aventura simboliza la entrada a la adolescencia, la asunción del paso de los años, del fin de las amistades y de los cambios en uno mismo. Cada uno de los personajes tiene una historia, una biografía que le delimita como persona, un proyecto de lo que serán en un futuro. Chris Chambers vive en una familia de alcohólicos y delincuentes. Su actitud frente a la vida y los que le rodean es muy desafiante, sin embargo, todo es una fachada que esconde las debilidades que aguardan en su interior. Su amigo más cercano y protagonista, Gordie, se da cuenta del potencial de Chris y de la nobleza de su espíritu, cosa que se encarga de recordarle durante todo el transcurso del film. Gordie, por otro lado, es un chico popular en su grupo con un talento innato a la hora de contar historias, por contra, sufrirá el rechazo de su padre que aún no ha superado la muerte de su otro hijo (y hermano de Gordie) Denny (John Cusack). Teddy Duchamp es el más perturbado de los cuatro, también el más excéntrico y de conducta más errante, consecuencia de las múltiples palizas que recibió de su padre. Finalmente nos topamos con Vern, el más retraído e inseguro que sufre de un leve sobrepeso y es considerado el cobarde del grupo.
Particularmente, mantengo la idea de que Cuenta conmigo es un relato muy similar al de It (Eso) en el aspecto simbólico que comparten con respecto al paso entre la infancia, la adolescencia y la edad adulta (salvando las diferencias). En ambas tenemos a un grupo de amigos que deben vencer sus miedos e inseguridades a muy temprana edad, una vez superados madurarán como personas y tendrán las armas necesarias para afrontar la vida que tienen ante sí. Obviamente, son géneros diametralmente opuestos y en Cuenta conmigo se manifiesta de una manera más inocente y sutil, dando mucho peso a la amistad y al recuerdo desde un prisma inocentemente nostálgico, como un viaje de aprendizaje y conocimiento.
El flashback, narrado en primera persona por Gordie, ahora un exitoso escritor (típico de Stephen King), nos cuenta la historia a medida que la va escribiendo el propio protagonista. Sin duda, el recuerdo de Gordie se ha visto distorsionado por la voluntad de escribir una gran obra, transformando el viaje en una alegoría, dotándolo de un cuerpo del cual carecía originalmente y de un mensaje inherente a la historia que nos alenta a continuar adelante y a sobrepasar los obstáculos que se pondrán ante nosotros. Al fin y al cabo, el cadáver es la excusa, es el morbo de ver a un muerto por primera vez, la excitación por salir en televisión, las ganas de ser el chico más popular del pueblo.
Un párrafo especial merece un elenco de actores que se convertirían en futuras estrellas y es que como en los ochenta, no ha habido otra época tan rica en jóvenes estrellas. Arrancando con Wil Wheaton, el protagonista, que tuvo una exitosa carrera en televisión, sobre todo en la serie de Star Trek Next Generation y actualmente ha hecho varias apariciones en The Big Bang Theory. Por otro lado, el mítico Corey Feldman, que junto con el recientemente desaparecido Corey Haim monopolizaron el cine adolescente de la segunda mitad de los ochenta con títulos como Papá Cadillac o Jóvenes ocultos, eso sí, sus apariciones más recordadas serán la de Los Goonies y Gremlins. Jerry O’Conell tuvo un éxito tardío, aunque destacan en su filmografía películas como Scream 2 o Jerry Maguire. Por otro lado tenemos la breve interpretación de Richard Dreyfuss y de unos jovencísimos Kiefer Sutherland (Jóvenes ocultos, 24, Algunos hombres buenos y Línea mortal) y John Cusack (Cómo ser John Malkovich, Alta fidelidad y 1408), estos ya ni hace falta que los presente.
Para cerrar el telón, haremos una mención especial de River Phoenix (hermano de Joaquin Phoeanix), juguete roto de Hollywood que murió por sobredosis siete años después del estreno de esta película, en 1993, a la edad de 23 años. Su figura y su éxito acabaron por consumirle, seguramente fuera una de las estrellas más fugaces de la historia de Hollywood junto con James Dean. En su carrera hay célebres títulos como Mi Idaho privado, Los fisgones (Sneakers) o Indiana Jones y la última cruzada. Casualmente, el “chico póster” desapareció al igual que lo hace en la película, ya que es el único personaje del cual tenemos constancia de su muerte (muy temprana por cierto) al finalizar el film.
Todos tendremos en el recuerdo los veranos que pasamos en nuestra infancia y adolescencia. Nuestro primer beso, nuestra primera escapada en bicicleta y las innumerables travesuras que hacíamos sin que nuestros padres supieran nada (o eso nos hacían creer). No estoy completamente seguro de ello pero quizá, sólo quizá, muchos chicos de hoy no puedan entender esta película. La mayoría de ellos no tendrán las rodillas rasgadas, ni volverán sucios y cansados a casa tras una extenuante tarde de juegos. Espero equivocarme porque en mi cabeza aún recuerdo esas tardes anaranjadas junto a mis amigos, en el bosque, rodeados por el sonido del viento y las chicharras, fumándonos nuestros primeros cigarrillos, con la única responsabilidad de volver a la hora acordada a nuestras casas, donde sin falta nos esperaba un plato de comida para recuperar fuerzas.
Rememoremos aquellos días de verano.
1 comentario:
Muchísimas gracias, agradezco tu comentario y lo mismo digo sobre tu blog, un saludo.
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