viernes, 5 de noviembre de 2010

Crónicas de Tannhäuser: Atrapado por su pasado (Carlito's Way)



“Yo no busco esta basura.
Sin embargo ella viene a buscarme. Si corro, me persigue.
Tiene que haber un lugar donde pueda esconderme.”


Carlito Brigante, Atrapado por su pasado





Para muchos Scarface (1
983) es la película con más peso de toda su filmografía, para otros tantos lo sería Los intocables de Eliot Ness (1987) y el resto sencillamente se limitará a tirar huevos sobre títulos como En nombre de Caín (1992) o La hoguera de las vanidades (1990). Algunos pocos, entre los que yo me incluyo, nos quedamos con una película que podría considerarse el corazón de su filmografía, el título más personal de toda su carrera; Atrapado por su pasado (1993). Si bien podría considerarse que Brian De Palma es el más controvertido e irregular de la generación del New Hollywood, cuenta con títulos de peso en su haber que le han llevado a ser respetado en la industria como uno de los directores más talentosos de la segunda mitad del siglo XX. Su obra, muchas veces incomprendida, puede presumir de contar con un gran número de férreos defensores, aunque también ha de decirse que cuenta también con bastantes detractores.

Su virtuosismo con respecto a la cámara y su ojo exquisito le han alzado a la altura de los más grandes, sin embargo, su excesiva recreación en las secuencias y el barroquismo del que hace gala ha solido pesar en la narración de sus historias, relegándolas a un lugar secundario a causa de la predilección de De Palma por la experiencia puramente audiovisual. Podría afirmar incluso que tanta virguería le ha acercado en muchos momentos al terreno de la tosquedad, error en el que ha caído una y otra vez, torpeza recurrente en la mayoría de sus películas. No obstante, siempre ha sido un director más que respetado y seguro estoy que es por su evidente amor por el celuloide, por haber descubierto a talentos como Robert de Niro, apostar por un estilo honesto consigo mismo y la evidente versatilidad que ha puesto de manifiesto durante toda su carrera tocando todos los palos de cada género (no como otros de su misma generación).

El nacimiento de Atrapado por su pasado se da con Edwin Torres, juez y novelista puertorriqueño que publicó la historia ficticia de Carlito Brigante en dos entregas. Al Pacino quedó prendado con la historia y visitó al productor Martin Bregman con la intención de poder trasladar al cine las dos novelas, sin embargo, éste decidió que sólo podía rodarse la segunda parte ya que el personaje de Carlito era demasiado joven en la primera novela para que fuera interpretado por Pacino. La historia de Carlito Brigante se divide en: Carlito’s Way, en la que narra la ascensión de Carlito a la cima como narcotraficante y After Hours, en la que se basa el film en cuestión. Tras la adaptación del guión por parte de David Koepp, Bregman tuvo que renombrar la película ya que After Hours podría confundirse con el film de Martin Scorsese, por ello se decidió cambiar el título a Carlito’s Way. El título original (traducido literalmente como A la manera de Carlito) nos previene de la actitud y tenacidad de nuestro protagonista, un Carlito Brigante que sólo sabe hacer las cosas a su manera y no necesita dar explicaciones a nadie. Aquí tradujo como Atrapado por su pasado, título que nos introduce en la psicología de un personaje inevitablemente amarrado al ayer.


De Palma escogió a uno de esos personajes con mucho (demasiado) pasado y muy poco futuro. Carlito Brigante (Al Pacino) es un personaje que intenta salir adelante honradamente, reubicarse en el sendero correcto y desligarse del lastre del pasado tras haber salido de la cárcel. David Kleinfeld (Sean Penn), abogado de Carlito, le ofrece llevar un local en el centro de la ciudad. Carlito acepta al ser un negocio legal, con la intención de hacer dinero y largarse a las Bahamas a cumplir su sueño, llevar un negocio de alquiler de coches (no es una utopía ni mucho menos). Mientras tanto se reencuentra con su antigua novia Gail (Penelope Ann Miller), a la cual convence para que le acompañe en su futura aventura. El cuento de la lechera se echará a perder en cuanto se de cuenta de que es imposible desvincularse de un pasado que le persigue incesantemente, alejándole de sus sueños y privándole de sus anhelos, en definitiva, abocándole al desastre.

El guión, como la mayoría de guiones de de Palma, tiene un alto contenido de admiración sobre lo clásico. El film arranca con un disparo a bocajarro que deja moribundo a Carlito, en ese momento, la voz en off de un moribundo nos relata que es lo que le llevó a ese punto, así como un Billy Wilder en Perdición, todo comienza y termina en ese disparo. El personaje (muy a lo Scorsese) intentará rehacer su vida desprendiéndose de sus raíces callejeras, tomando un objetivo como meta que nunca alcanzará y al que bautizará como “El paraíso”, una ironía que se prolongará durante todo el film ya que la discoteca de la que toma las riendas se llama 'El Paraíso' (casi idéntico al Babylon Club de Scarface).

Por lo tanto tenemos una historia de sueños rotos, un personaje con claras ‘deudas de amistad’, que tras cinco años en la cárcel volverá a una ciudad que con el paso del tiempo se ha tornado irreconocible ante sus ojos. En el film no sólo nos quedaremos con uno de los Pacino más auténticos de toda su carrera, caracterización bastante más humana de lo que nos tiene acostumbrados, sino que disfrutaremos de una de las historias de amor mejor trazadas dentro del cine negro americano de los noventa. Penelope Ann Miller compila una serie de características que le hacen esencial en el film, no sólo por su belleza y fragilidad, sino porque su presencia ilumina la película regalándoles un ápice de esperanza a Carlito. La conexión entre ambos personajes se sustenta en el anhelo de un futuro próspero lejos de una ciudad que ha evitado que cumplan sus sueños.


Una admirable y salvaje interpretación. Así me gustaría definir el trabajo de un Sean Penn irreconocible y aún poco conocido en aquellos años. Su personaje, amenaza oculta en la sombra desde el inicio del film, termina por ser la perdición de un Carlito que se siente en eterna deuda con él. Grandísima máquina de esnifar, David Kleinfeld pasa de la luz (si es que estuvo alguna vez) a la oscuridad paulativamente, dando muestra de una crueldad y sed de violencia infinitas, anclando el futuro de Carlito hasta sus últimas consecuencias.

Por otro lado destaca sobremanera el encomiable uso que Stephen H. Burum hace del color con una fotografía excelente que parte de un blanco y negro para morir en una explosión policromática dentro de la discoteca Paraíso, en la que los rojos, las luces de neón y los contrastes entre blancos y negros toman el protagonismo. El gran trabajo fotográfico de Burum, junto con el trabajo de Leslie A. Pope con la escenografía, dotan a los espacios del film un sabor único, eso sin olvidar la grandísima pieza de Joe Cocker, You Are So Beautiful. La música salsa, el olor a perfume de mujer y el regusto de la menta en el mojito se mezclan en el ambiente, apegándonos a un personaje que nos gusta cada vez más a medida que avanza la trama.


Sin abandonar los espacios, insistiría en el hecho de que con De Palma cobran vida, son amplios y espaciosos, repletos de gente y continuo movimiento. Al margen de las múltiples comparaciones que puede tener el film con Scarface, la película muestra ciertas reminiscencias con anteriores películas del director. Por ejemplo, la estación de tren vuelve a convertirse en un lugar clave en el desenlace del film, así como sucede en Los intocables de Eliot Ness. Ante todo recalcaría la grandilocuencia del director a la hora de preparar las secuencias más significativas de sus films, prolongando el tiempo a su gusto, ralentizando las imágenes, ‘explicándonos’ el espacio donde ocurrirá la acción con una meticulosidad y paciencia magistrales.

En Atrapado por su pasado nos encontramos con un film que gira en torno a una escena desde el arranque narrada por un moribundo protagonista que reflexiona sobre la eterna búsqueda del paraíso antes de dar el último aliento. Una película que no deja indiferente, una visita al De Palma más taciturno, más personal y atormentado. Una obra maestra del cine de los noventa.

Peso del pasado, lastre del futuro.


2 comentarios:

supersalvajuan dijo...

Peliculón!!!

Anónimo dijo...

Un muy buen comentario de la película, gracias!

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