viernes, 17 de diciembre de 2010

Crónicas de Tannhäuser: Tron



“Todo parece tan fácil al otro lado de la pantalla.”


Kevin Flynn, Tron



Aprovechando que hoy mismo se estrena Tron Legacy en España dedicaré unas líneas ha hablar sobre una película cuanto menos, curiosa. Con el paso de los años se ha podido comprobar que Tron ha sido una importante influencia dentro del cine de ciencia ficción y sobre todo con respecto a los avances en la animación digital. Obviamente no estamos ante una obra maestra, siquiera pienso que Tron sea una película magnífica (puede que tras esta frase más de la mitad dejéis de leer), sin embargo se le ha de reconocer su peso con respecto a los films posteriores dentro del género que bebieron de su filosofía y de su estética “ciber-rotoscópica” (menudo palabro que me acabo de sacar de la manga). Por lo tanto, Tron fue en su día una apuesta valiente y honesta por un tipo de película diferente y transgresora, un film ambicioso que aspiraba a conquistar altas metas y que finalmente terminó a medio camino entre el objeto de culto y al borde del fracaso absoluto.

En Tron confluyen una serie de historias singulares aderezadas con el punto de vista visionario de Steven Lisberger, director y guionista de películas y cortometrajes de animación que trabajó en el proyecto durante siete años. Durante la década de los setentas hubo el famoso boom tecnológico culpable de implantar en nuestra cultura palabras y conceptos tan familiares en la actualidad como el de ordenador personal (PC) o videojuego. La incipiente industria informática establecía sus bases de la mano de gigantes como IBM a la vez que los videojuegos se abrían camino gracias al trabajo de emblemáticas empresas como Atari. Esta última fue la pionera al crear el primer videojuego conocido, el Pong. Mientras muchos consideraban a Pong como una herramienta de puro entretenimiento, personajes como Lisberger se obsesionaron por la máquina tras experimentar su primer contacto con ella alrededor de 1974.

Según se cuenta, Lisberger quedó prendado por la estética del juego, compuesta mediante una serie de líneas que conformaban un espacio virtual tan simple como efectivo. Lisberger vio en ello un mundo nuevo, una realidad binaria paralela y distinta al mundo real donde los programas, virus y sistemas operativos conviven (o subsisten) en un mundo cibernético no gobernado por las leyes de la física. Lisberger comenzó a trabajar en ello, desarrollando un guión que visitó la mayoría de estudios de Hollywood sin encontrar la financiación deseada. Tras miles de dólares gastados en storyboards, ilustraciones, desalentadores experimentos con el 3D y años de trabajo invertidos en tan absorbente proyecto, consiguió que Disney abriera la puerta a Tron. De todos modos esto sólo fue el principio de arduas y tensas negociaciones con el fin de conseguir más presupuesto para el film, debido al alto costo que requerían las nuevas técnicas visuales que se utilizarían en él.

Paralelamente, Disney movió sus hilos y consiguió incluir en la producción al dibujante de cómics e ilustrador Jean Giraud (Moebius), que estableció los conceptos y diseñó el mundo virtual de Tron junto con Syd Mead, artista conceptual que ya había trabajado con Ridley Scott en Blade Runner y más tarde con James Cameron en Aliens. La banda sonora la llevaría la compositora Wendy Carlos (La naranja mecánica), constituyendo una partitura que incorporaba orquesta, coros y música de órgano junto con sintetizadores analógicos y digitales. Poco más tarde y finalizando con la preproducción, lograron cerrar el elenco con un joven Jeff Bridges a la cabeza de cartel acompañado de Bruce Boxleitner en el papel de Tron, dejando así todo listo para el pistoletazo de salida.



El rodaje no fue para nada sencillo, Lisberger se enfrentaba a un reto mucho más grande de lo que había imaginado ya que los ordenadores de la época no eran capaces de generar imágenes en movimiento, por lo tanto tenían que trabajar cada fotograma individualmente, creando coordenadas plano tras plano para generar la ilusión de movimiento. Para que os hagáis a la idea, con 600 coordenadas se podían tener listos cuatro segundos de película. Cabe decir que también se experimentó con el uso de varias técnicas rotoscópicas junto con juegos ópticos y lumínicos para recrear el mundo virtual. Teniendo en cuenta la cantidad de planos creados íntegramente por ordenador y a sabiendas de que el 3D era un mundo inexplorado para la época, podemos llegar a comprender la importancia de Tron dentro del cine, sobre todo con respecto a los avances en la animación.

Tras años de incesante trabajo, Lisberger pudo ver cumplido su sueño cuando pudo disfrutar en pantalla de las aventuras de Kevin Flynn (Jeff Bridges), un joven y presumido programador que es el dueño de un salón recreativo. Años antes había trabajado en una megacorporación informática donde trabajó programando videojuegos pero se vio obligado a renunciar al haber sido engañado respecto a las ganancias y la autoría de sus trabajos. Poco más tarde, Alan Bradley (Bruce Boxleitner) y Lora Baines (Cindy Morgan) solicitarán la ayuda de Flynn para poder entrar en el CCP (Control Central de Procesos) y así liberar el mainframe de la compañía. Flynn, por su parte, intentará encontrar las pruebas que evidencien su autoría sobre los videojuegos de la compañía. Es en este momento cuando Flynn, una vez habiendo burlado los sistemas de seguridad del edificio de la compañía, hackeará el sistema e intentará sustraer la máxima información posible de él, sin embargo será absorbido (o digitalizado) a un mundo digital tiránicamente dominado por el CCP (me pasó lo mismo el otro día mientras reparaba el Mac). En ese mundo todos los programas serán representados como personajes idénticos a sus creadores, algunos de ellos estarán condenados a combatir en la “arena” de los videojuegos, otros subsistirán bajo la mano de hierro del CCP. Flynn deberá encontrar a Tron para derrotar al todopoderoso CCP.



Cuando fue estrenada en 1982 pasó sin pena ni gloria por los cines de medio mundo. Pocas críticas hablaron bien de este film señalado como un “perro verde” dentro de las carteleras, incluso corrieron diversos rumores que apuntaban a que Tron era la evidencia de la crisis creativa de Disney. Bien es cierto que el guión de Tron está repleto de incoherencias, situaciones metidas con calzador y elementos un tanto sórdidos que nos despiertan alguna mueca en cuanto aparecen en pantalla, pero (y a mi me gusta siempre mirar los dos lados de la moneda), el film consigue recrear un mundo único e inexplorado, siendo precursa con respecto a la realidad virtual y convirtiéndose en la inspiración de posteriores películas que bebieron de su filosofía, como por ejemplo (y muy a bote pronto) Matrix. Quiero decir con ello que Tron no es importante por lo que nos cuenta, sino donde lo cuenta, un espacio que abría las puertas a la realidad virtual en el cine, un microuniverso más atractivo para unos que para otros, pero incontestablemente logrado.


Para más inri no fue nominada a los Oscar por sus efectos especiales porque en aquel entonces (hace nada más 28 años) se miraba con recelo el 3D, considerándolo el camino rápido, un efecto especial adulterado y sin validez alguna. Siendo ya la crónica de un fracaso anunciado, Tron desapareció de las carteleras de la noche a la mañana, dejando tras de sí la ilusión y la esperanza de un proyecto adelantado a su tiempo.


Pero (y este es un gran pero) hubo un salvador inesperado, un boom sin precedentes, la culminación de un proyecto con vistas al futuro parecía ser la solución al pobre tirón de Tron. El mismo año de su estreno pudieron verse varias máquinas recreativas por todos los EEUU con el videojuego de Tron. Su simple funcionamiento (muy inspirado en Pong, dicho sea de paso) se basaba en una competición entre dos jugadores que llevarían dos de las motos de la película. Cada moto dejaba una estela tras de sí con el fin de cerrar el paso al oponente y conseguir así que se estrelle, y de esta manera ganar la partida.

Curiosamente fue la fiebre que despertó el videojuego lo que revivió a una película a la que ya le habían dado la extremaunción. En los años venideros, Tron terminó por convertirse en una película de culto con miles de seguidores a sus espaldas, un hito del cine de animación. Este hecho sin precedentes proyectó a la industria de los videojuegos estableciendo estrechos lazos con Hollywood, la cual aprovechó el tirón sin dudarlo tras ver como Tron lograba doblar sus beneficios en tan sólo un año.

Un círculo perfecto, así se podría definir la historia de Tron, un film que nació de un videojuego (Pong), su trama trata sobre los videojuegos y resurgió de las cenizas gracias a un videojuego. No es una película perfecta, está repleta de los errores y fallos naturales de todo proyecto nuevo y en vías de desarrollo. De todos modos prefiero quedarme con el mundo que Lisberger, Moebius y compañía nos han dejado, ya que aún estando repleto de imperfecciones no deja de ser un nuevo territorio conquistado por la imaginación.


Fin de impresión.

- Os dejo con el trailer de Tron.
Se nota que ha pasado el tiempo: Trailer de Tron Legacy. -


1 comentario:

Unknown dijo...

Esperemos que esta nueva entrega tenga mejor acogida de publico que la primera entrega, Disney se ha gastado 20M$!

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