jueves, 13 de mayo de 2010

Crónicas de Tannhäuser: Regreso al futuro

"Nadie... me llama... ¡Gallina!"

Marty McFly, Regreso al futuro


Los rayos de sol atravesaban de punta a punta el comedor en aquella tarde de domingo allá por el año 93. Allí estábamos, la familia al completo con la mirada pegada a la pequeña televisión que podíamos permitirnos en aquel entonces. Apretados en el sofá, luchando a codazos por nuestro pequeño espacio donde acomodar nuestro trasero, esperábamos impacientes a ver quien era el primero en ir al servicio para arrebatarle vilmente su pedacito de sitio en el sofá. En aquellos días, sin saberlo, se fueron forjando a fuego nuestro sueños entre un DeLorean, una banda sonora que te hacía levitar y un icónico Michael J. Fox que caló hondo en millones y millones de espectadores. Regreso al futuro es el triunfo de la imaginación, una película creada a partir del entusiasmo primigenio, el que te hacía vibrar y moverte cuando no eras más que un niño, una película que puedes ver una y otra vez sin cansarte, en definitiva, la película que cualquiera querría llegar a dirigir.

Sinceramente, es imposible hablar de Regreso al futuro sin que te invada una profunda melancolía que estremece el corazón, quizás nos asustaríamos si contáramos las veces que la hemos visto tanto en las reposiciones de la televisión como en esos antiguos y gastados VHS. Lo curioso es que es una película que estuvo a punto de no ver la luz, entre otras cosas porque su director, Robert Zemeckis, se encontraba entre la espada y la pared antes de dirigirla.

Antes de que Michael J. Fox irrumpiera en escena, esta magnífica obra tuvo tres protagonistas: el director Zemeckis, el guionista Bob Gale y en la producción un tal Steven Spielberg si mal no recuerdo. Zemeckis era un talentoso guionista que se pasó a la dirección de la mano de Steven Spielberg en 1978 con Locos por ellos. Posteriormente dirigió dos producciones de Spielberg más llamadas Frenos rotos, coches locos y Tras el corazón verde. Todas estas películas resultaron ser un fracaso económico para Spielberg, por lo tanto, se vio obligado a darle un ultimátum al joven director.

Bob Gale, guionista e íntimo amigo de Zemeckis que fue co-autor de todas las producciones anteriormente mencionadas, acudió a él con una nueva historia. Gale había estado curioseando en el sótano de la casa de sus padres cuando se topó con un anuario en el que descubrió que su padre había sido el delegado de su clase. Tras ello comenzó a reflexionar y se hizo una pregunta: ¿Habría sido amigo de mi padre si hubiera coincidido con él en el instituto?


Zemeckis y Gale se pusieron manos a la obra y en el momento en el que tuvieron algo presentable se lo hicieron saber a Spielberg, el cual accedió a producir el film. Zemeckis y Gale sabían que tenían un brillantísimo guión entre manos y no estaban dispuestos a desaprovechar esa última oportunidad, sin embargo, temían que la película fuera incomprendida por el público ya que no se había hecho nada tan rocambolesco anteriormente.

Por otro lado aún tenían que escoger al protagonista. Los dos afortunados fueron Eric Stoltz (Aquel excitante curso) y C. Thomas Howell (E.T.). Finalmente, tras estudiar detenidamente ambas pruebas, los productores se decidieron por Eric Stoltz, aunque Gale y Zemeckis se decantaron inicialmente por Thomas Howell. Tras rodar las primeras escenas, Zemeckis comunicó a Spielberg que Stoltz no era el protagonista adecuado que buscaba y que le había echado el ojo a un pequeño canadiense llamado Michael J. Fox que trabajaba en una serie de televisión llamada Enredos de familia. Fox, entusiasmado por la oportunidad que le brindaban, accedió a rodar la película. El esfuerzo de Fox fue inconmensurable, durante el día trabajaba en Enredos de familia y por la noche asistía al rodaje de Regreso al futuro, durmiendo nada más que un par de horas al día.

Una vez finalizado el rodaje y la postproducción, se programó un pre-estreno en varias salas de Los Ángeles. Los espectadores que asistieron declararon que durante los primeros 45 minutos del film no entendieron lo que estaba sucediendo, sin embargo, todos estuvieron de acuerdo al confesar que se habían divertido con ella. Todo lo demás es historia, desde el estreno (en 1985) hasta nuestros días, Regreso al futuro es una película que ha calado hondo en nuestros corazones y se ha erigido como un icono de la década de los ochenta. El éxito fue tal que se escribieron dos secuelas más (como si no lo supierais).

La historia, archiconocida por todos, trata sobre el viaje al pasado que Marty McFly (Michael J. Fox) se ve obligado a hacer mientras huye de unos terroristas que han asesinado a su fiel amigo y científico loco Emmett “Doc” Brown (Christopher Lloyd). Para ello utiliza el DeLorean (¿Quién no quiso tener uno?), mítico coche americano de los setenta que Doc reconvierte en una fabulosa máquina del tiempo. Marty aparecerá en el año 1955, época en la que sus padres aún eran unos adolescentes. Su incursión en el pasado y los casuales encuentros con su padre desembocarán en una serie de sucesos que cambiarán el transcurso natural de la historia hasta el punto de evitar que sus padres se enamoren, hecho que le condenará a la desaparición. Finalmente y con la ayuda del Doc del pasado (el cual está completamente igual que en los 80) logrará volver a su tiempo y salvar a éste del ataque terrorista.

Desde el chaleco rojo de Marty McFly hasta la frase de “nadie me llama gallina”, pasando por la estupenda y mítica música de Alan Silvestri al single The power of love o el Johnny B. Good de Chuck Berry, junto con las idas y venidas de un guión realmente brillante, Regreso al futuro se ha convertido en una de esas películas que hay que ver antes de morir, de hecho, no recuerdo cuando la vi por primera vez como tampoco me imagino la vida sin haber visto esta película.


El film, una joya del entretenimiento y la ciencia ficción, nos transmite valores que siempre se han de tener en cuenta como la perseverancia al perseguir un objetivo o respetarse a sí mismo para así ser respetado por los demás (aunque también nos dice que no nos acostemos con nuestra madre si por casualidad viajamos al pasado). Cabe decir que el cine de entretenimiento de los ochenta nos dejó con un buen puñado de películas que pasarán a la historia como clásicos del cine, sin embargo, no todas contaron con un pequeño gigante llamado Michael J. Fox.

La interpretación de Fox es realmente magnífica y gracias a este trabajo todas las miradas de Hollywood se fijaron en él. Su manera de moverse ante cámara es única, al igual que esa apariencia juvenil y la vitalidad que desprendía a la hora de actuar. Símbolo de la gran oleada de actores de los ochenta que popularizaron lo que se denominaba el 'baby face', Michael J. Fox interpretó a un personaje (Marty McFly) que se convertiría junto a Indiana Jones y Luke Skywalker en un símbolo inconfundible de los ochenta.

No hay mucho más que decir, sólo que gracias a películas como Regreso al futuro muchos nos dedicamos a esto. ¿Cuántas veces la habremos visto? ¿Y sus secuelas? Parece ser que con los años va ganando enteros y entreteniéndonos aún más, no sé, quizás sea por la nostalgia y los recuerdos que nos trae una película como ésta, todos hemos crecido con ella. Me gustaría saber que es lo que Zemeckis siente al saber que ha creado una película que se ha convertido en una referencia para toda una generación, que ha hecho disfrutar, entretener y soñar a millones de personas, que ha creado un mito, una leyenda del cine que perdurará para siempre.

Hay películas que son mucho más que películas.


1 comentario:

Javier Melendez dijo...

Yo también la he visto en cada reposición.

"Regreso al futuro" es uno de los últimos vestigios de un cine amable y agradable de ver. Un remake actual contendría demasiado ruido, violencia, muchos gadgets y quizá explotaría la relación incestuosa.

Me quedo con la idea de que el espectador de la época quedó entusiasmado aunque no entendiera la mitad de la película. Creo que eso es el cine: hacer que la magia no decaiga.

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