El lunes pasado se estrenó Hispania, la nueva serie de Antena 3. Dejando a un lado la polémica guerra de la contraprogramación y las audiencias entre la cadena de Planeta y Telecinco (que emitía su tv movie de Felipe y Letizia), quise esperar a ver el segundo capítulo para emitir una opinión.
Atención, SPOILER. Si no has visto los dos primeros capítulos de Hispania, te recomendamos que no sigas leyendo.
La serie ha provocado opiniones dispares entre los espectadores y, sinceramente, a mí me ha costado organizar mis ideas. Empezaré por decir que, en comparación con el resto de ficciones que tenemos en la televisión española, Hispania es un producto que está por encima. Dicen que es una superproducción y, eso, se nota.
Claro que, si lo comparamos con las series realizadas en otros países como Gran Bretaña o Estados Unidos, entonces nuestras percepción cambia, y ése es el problema con que se puede encontrar Hispania. Nos han querido vender la serie como un producto de gran calidad, pero los espectadores españoles nos estamos educando con otro tipo de ficciones internacionales que nos ofrecen un tratamiento de la imagen espectacular, grandes vestuarios y, sinceramente, también mejores historias, pero volvamos a Hispania.
En muchos casos, no es que los actores estén sobreactuados, sino que sus voces parecen de estudio, como si estuviesen doblados y suenan irreales. A esto, además, le podemos sumar un mal uso del ritmo. En el primer capítulo, por ejemplo, la arenga pronunciada por Lluís Homar a sus hombres no transmite absolutamente nada. Falta algún contraplano que nos muestre la cara de orgullo del ejército, alguna pausa, y eso que estamos hablando del mejor actor, con diferencia, de la serie. Un actor que está inmejorable en todas sus escenas, por lo que quizás el problema radique más en la dirección que en la interpretación.
¿De qué más nos podemos quejar? Pues en el primer capítulo, de la batalla en la que los romanos aparecen de no se sabe dónde, de que los hispanos se autodenominen a sí mismos "hispanos", de que la ropa esté impoluta, el pelo limpio y brillante, de una sangre digitalizada que salta y brilla en cada puñetazo (vamos, que ni en 300)...
Sin embargo, a pesar de todo ello (o quizás por la suma de todo ello), a mí hay algo más que en Hispania no me ha terminado de convencer. Tras dos capítulos, no me engancha y sus personajes me dan igual. ¿Queréis saber cuál fue la muerte que más me dolió, por decirlo de algún modo? Ni la niña ni los ¿miles, cientos? de hispanos arrasados por los romanos, sino el caballo, que no tenía culpa de nada.
Entiendo que cogerle cariño a los personajes lleva tiempo y que dos horas es poco para que sus vidas me importen lo más mínimo, pero en el primer capítulo me aburrí (¡y eso que al fin una serie dura sólo una hora y no tenía publicidad!) y el de anoche, afortunadamente, se me hizo algo más corto (ya veremos qué ocurre cuando empiecen los cortes publicitarios).
Quizás si Hispania estuviese rodada en 35mm (que creo que no lo está), nos transmitiría una mejor impresión de calidad. Sin embargo, a pesar de todo lo dicho, yo confío en que mejore con el tiempo. Sinceramente, no creo que revolucione la ficción nacional, pero como decía al principio, está por encima del resto.
Eso sí, el rigor histórico brilla por su ausencia. Dejando a un lado que los hispanos no fueron "hispanos" hasta estar bien romanizados, no tiene sentido alguno que uno de ellos se llame, por ejemplo, Paulo (nombre romano), ni que digan que "Aníbal sí que se lo montó bien". Algunos se quejan de que Juan José Ballesta interpreta el papel de un macarra en el siglo II a.C., pero el problema radica más bien en el guión que en el trabajo del actor.
¿Debemos bajar el listón por tratarse de una producción española? Pues, en mi opinión, ésa es una decisión que depende de cada uno. En España, de momento, es lo que tenemos y si queremos ver nuestra televisión, tendremos que conformarnos. Sin embargo, si no exigimos más a las cadenas, quizás no mejoren o quizás retiren sus series y pongan otro tipo de programas mejores o peores. Yo, de momento, pienso darle alguna otra oportunidad (no sé por cuánto tiempo).
Y, a vosotros, ¿qué os ha parecido Hispania?